sábado, 6 de noviembre de 2010

El circo mundial

La democracia burguesa es un circo en el que los números circen­ses están a cargo de tres troupes variopintas. Por un lado están los políti­cos propiamente dichos; por otro, los clérigos propiamente di­chos que no son más que políticos disfrazados de fantoches; y luego están los pe­riodistas propiamente dichos que son una mezcla de políti­cos, de clé­ri­gos y de fantoches de paisano encargados de glosar para no­sotros, los bobos, las peleas entre políticos o entre fantoches y políti­cos.

Los políticos son funambulistas que se mecen en el hilo hasta que caen. Los clérigos son los domadores de fieras. Antes éstas eran los súbditos; ahora son los go­bernantes a quienes los cléri­gos quieren do­mesticar. Y los periodis­tas son los prestigitadores que ocultan o velan la basura de los políti­cos, de las institu­ciones, de las policías, de los ejér­citos y de la mo­narquía, y brindan al pueblo toda suerte de frivolidades, de bele­nesteban y de rifirrafes disparatados entre políticos indeseables y polí­ticos amantes de las medias tintas.

Como sabemos Roma daba al pueblo pan y circo, y la España de la Ilustración, pan y toros. En ambos casos, eran una di­versión que halaga las bajas pasiones del pueblo llano, amorti­gua los conflictos sociales y le mantiene en una situación de atraso. Y en Francia, por no dar los re­yes ni sus favoritas, ni pan ni bollos al pueblo, éste hizo la revolu­ción e inventó la guillotina.

En la España del siglo XXI el pan y toros de ayer es el circo profuso de fút­bol y motor de ahora, pero también otro circo dentro del circo ge­neral, que no otra cosa es ETA. Este último circo empezó en cuanto se re­apoltronó la rea­leza en 1975, y dura hasta nuestros días.

Y luego están los payasos. Los payasos son los primeros man­datarios del G9. Y todavía hay un tonto del capirote amancebado al G9 que está estos días entre Santiago y Barcelona. ¡Viva el circo mundial y cierra España!

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